Miedo a la deriva

No nos vemos nunca y cuando te encuentro no estamos nunca solos. Vueltas en picado hacia tu interior, el vino ayuda a entrar. Y ya no queda más miedo a descubrir que no queda ejército capaz de ayudarme a hablar, miedo a lo social. Guerra en las trincheras del amor, guerra en las trincheras del amor, guerra en las trincheras del amor, miedo a la deriva del amor. Tengo dos opciones cuando te veo: callar o actuar. El miedo a la deriva y tus gafas de sol me invitan a saltar desde un puente atado con tu voz, el miedo ahora es valor, duelo a muerte entre las lanzas. Guerra en las trincheras del amor, guerra en las trincheras del amor, guerra en las trincheras del amor, gritos y disparos por tu amor. Guerra en las trincheras del amor, miedo a la deriva del amor, guerra en las trincheras del amor, miedo a la deriva del amor.

El chico con la espina en el costado

Demasiada poca gente

Somos bolas de billar, siempre chocando, siempre rebotando sin parar. Un microondas nuestro hogar, tarde o temprano siempre nos tendremos que encontrar. Pero no huyas, no, de mi cárcel de amor, sigue aquí, que ahora empieza lo peor. Que dos son problablemente demasiada poca gente, sigue aquí, que ahora empieza lo peor. No te engañé, te lo cuento aquí, fue un impulso cardiovascular que me hizo ir. No quería hacerte daño a ti, si te lo hice fue porque quería hacérmelo a mí. Pero no te vayas, no, de mi aura de amor, sigue aquí, sólo por ti seré el mejor. Uno es seguramente demasiada poca gente, sigue aquí, sólo por ti seré el mejor. Uno es seguramente demasiada poca gente, sigue aquí, sólo por ti seré el mejor. Y dos son problablemente demasiada poca gente, sigue aquí, que ahora empieza lo mejor. Que tres son problablemente multitud de poca gente, sigue aquí, que ahora viene lo mejor. Cuatro son probablemente demasiada poca gente, ven aquí, es una fiesta en un colchón.

Chucho

En el rascacielos

Desde aquí domino el gran país, este rascacielos es gigante, alguna tarde siempre de octubre, despejado todo el horizonte, veo claro el porvenir. Desde aquí domino el gran país este rascacielos es gigante, las ilusiones y algún recuerdo, van dibujando en el firmamento, un caminito de estrellas multicolor.

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